“Cesto de flores”, de Sánchez Picazo, y “Bodegón”, de Ramón Gaya, regresan restauradas a la Asamblea Regional
“Cesto de flores”, de Sánchez Picazo, y “Bodegón”, de Ramón Gaya, regresan restauradas a la Asamblea Regional
La presidenta de la Asamblea Regional, Visitación Martínez, ha recibido esta mañana, de manos de la consejera de Turismo, Cultura, Juventud y Deportes, Carmen María Conesa, dos obras pictóricas de gran importancia, que forman parte del patrimonio de la Cámara Parlamentaria, y que acaban de ser restauradas por el Centro de Restauración de la Región de Murcia.
Se trata de “Cesto de flores (Motivo floral), del artista murciano Pedro Sánchez Picazo (1863-1952), y de “Bodegón (Casa del artista), realizada por Ramón Gaya Pornés (1910-2005) en el año 1947. Ambas obras, representativas del arte regional del siglo XX, han sido intervenidas en un minucioso proceso de restauración para recuperar su cromatismo y la atmósfera original de cada obra, además de mejorar notablemente sus condiciones de conservación a largo plazo.
La presidenta de la Cámara, Visitación Martínez, ha destacado que “la recuperación de estas obras supone un paso esencial en la protección del patrimonio de la Asamblea Regional y de toda la Región de Murcia. No hablamos sólo de cuadros, sino de piezas que forman parte de nuestra memoria cultural y que merecen ser conservadas, dejando un valioso legado artístico, que tenemos la obligación de proteger y difundir”.
Ambas obras ya han sido reinstaladas en la Asamblea Regional de Murcia.
Sobre los autores
Pedro Sánchez Picazo (1863 – 1952) está considerado como el gran maestro del motivo floral en la pintura murciana. Su obra, profundamente influenciada por el academicismo, destaca por el detallismo, la delicadeza en el dibujo y una sensibilidad especial hacia la representación de la naturaleza, especialmente las flores, lo que le valió el sobrenombre de “pintor de la Primavera”.
Ramón Gaya Pomés (1910 – 2005) fue un artista profundamente vinculado a la tradición pictórica española. Desde joven se integró en el ambiente cultural de la Generación del 27. Tras un viaje a París, rechazó las vanguardias para reafirmarse en una pintura inspirada en los grandes maestros del Prado —como Velázquez, Rembrandt o Tiziano—, a quienes consideraba su referencia artística fundamental. Su obra combina clasicismo con una expresión íntima y contemporánea.