Carmen Conde
CARTAGENA 1907-1996
Cuando en 1978 se convirtió en la primera mujer miembro de la Academia de la Lengua, se estaba reconociendo una de las labores literarias más importantes de este siglo, una dedicación apasionada y vital a las letras que se extendió a lo largo de 60 años, durante los cuales publicó cuarenta libros de poesía, ocho novelas, antologías, ensayos, teatro, libros para niños... demostrando no sólo una enorme fecundidad, sino también una exacerbada sensibilidad que será nota distintiva en toda su obra.
Cartagena —donde pasó su juventud y a la que volvió en la última etapa de su vida— y Madrid, fueron sus ciudades de referencia.
Su obra da comienzo en 1929, con la publicación de Brocal, y en ella se evidencia ya su apasionado lirismo intimista.
Durante los años 40 escribe obras de singular intensidad, como Honda memoria de mí o Mujer sin Edén, que constituyen ya libros de madurez en los que la escritora se muestra dotada de un personal feminismo en el que tiene cabida desde la sensualidad hasta el amor por la naturaleza o la maternidad.
La sinceridad, una capacidad para abrir su interior de par en par a golpe de verso, será desde entonces el denominador común de su obra: Iluminada tierra, Corrosión, ha vida es un lentísimo río de fuego o Cráter son nuevas muestras de una literatura vivencial en la que los cánticos al mundo o los lamentos sobre el eterno acechar de la muerte comparten protagonismo con el dolor provocado por la propia existencia, el destino y la inevitable soledad. Pero también la sensualidad y la esperanza se dan cita en ellos, y también la vitalidad, las sensaciones carnales y el humanismo, en una perfecta conjunción entre la espiritualidad y lo puramente terrenal.
El mar, que seduce a Carmen Conde y a su poesía, será otro de los temas preferidos en su obra: «Te miro siempre, hasta durmiendo». El sol cegador de nuestra costa y la intensidad de su azul será incluso protagonista absoluto de uno de sus libros, Los poemas del Mar Menor.
Aunque de menor importancia que su poesía, las novelas de Carmen Conde poseen un indudable interés. Se trata de novelas intimistas, con una gran carga lírica y psicológica. Como en su poesía, la pasión por la vida, el dolor de la existencia, los celos o las relaciones materno filiales, son temas fundamentales. Vidas contra su espejo, En manos del silencio o Las oscuras raíces, desarrollan historias apasionadas y a menudo trágicas, y los personajes femeninos, protagonistas en casi todos los casos, son vigorosos y están excelentemente descritos.
Pasión, fecundidad, sonoridad y capacidad para penetrar en lo más profundo de los sentimientos son las constantes de una obra personal, valiosa, y casi sin parangón en nuestra literatura regional.
S. XX
