Murcia, tierra de escritores

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          4. ESCRITORES: DE LA REGIÓN DE MURCIA. Pascual Vera Nicolás

Salvador García Jiménez

CEHEGÍN 1946

La de García Jiménez es una obra profundamente enraizada en su propia vida. Casi sería posible conformar su biografía, su deambular vital, realizando una detenida lectura de su producción literaria. Es fácil recomponer los lugares, las calles y cafés de esa Murcia que él llama Myrtia; o el sereno paisaje rural, casi aislado del resto del mundo, de la zona más perdida de Moratalla en Aledra; o la fabulosa Cehegín en Tebogil; también Cartagena, Lorca y cada una de las localidades con las que compartió un capítulo de su vida tuvieron su traslación al papel en muchos de sus relatos y novelas. Como también la tuvieron muchos de los personajes con los que se cruzó en su juventud o las experiencias que fueron marcando su existencia. Y es que, para García Jiménez, la literatura es, sobre todo, el encuentro con uno mismo, la suma de los recuerdos vitales aderezados con una imaginación que siempre demostró poseer en grandes dosis.

Sin esta decidida vocación de cronista de la propia existencia hubiesen sido imposible pasajes tan intensos y cargados de emoción como esos recuerdos de infancia en los que adquieren vida los pupitres y los viejos mapas de escuela en alguna de sus obras.

La obra de García Jiménez es amplia y diversa, y de su calidad habla el hecho de que es, casi con seguridad, el escritor regional más galardonado, tanto en lo referente a poesía —Polo de Medina, Barcarola...— como en narrativa —Ateneo de Va-lladolid, Ciudad de Murcia, Gabriel Sijé, América de novela, etc.—.

Imbuido del espíritu de San Juan de la Cruz, la poesía de García Jiménez, sin ser su género más representativo, tiene un importante protagonismo en su obra. El escritor da muestras de una lírica desgarrada y existencial en Épica de náufragos o La vidriera, donde trasluce su preocupación ante las injusticias y en contra de la marginación de los más indefensos.

Pero es la narrativa el género en el que mejor se desenvuelve. De estilo naturalista y directo, dominador del lenguaje, García Jiménez realiza ya con sus primeras novelas —Puntarrón, Coro de alucinados, Odio sobre cenizas,...— poderosos cuadros de tintes autobiográficos, dando muestras ya de una sensible madurez literaria, una calidad refrendada con obras como Angelicomío —sobre el complicado mundo de los disminuidos psíquicos— o Myrtia —en torno a los homosexuales—.

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S. XX