Murcia, tierra de escritores

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          4. ESCRITORES: DE LA REGIÓN DE MURCIA. Pascual Vera Nicolás

Diego de Saavedra y Fajardo

ALGEZARES (MURCIA) 1584-MADRID 1648

Fue el gran personaje murciano del siglo XVII. La figura de Saavedra Fajardo traspasa las fronteras murcianas, e incluso las españolas, para erigirse en un personaje clave no sólo en el campo de la cultura, sino, incluso, de toda la política europea del Renacimiento.

Al contrario que Cascales, Saavedra desempeñó sus labores lejos de Murcia, aunque teniendo siempre una estrecha relación con la ciudad que le vio nacer y estableciendo correspondencia con muchos de sus paisanos.

Tras cursar estudios en Murcia y Salamanca, Diego de Saavedra y Fajardo se dedicó a la diplomacia, desempeñando el puesto de embajador en distintas cortes europeas (Roma, Alemania, Suiza...) y llegando a representar a Enrique IV en los preparativos de la paz de Westfalia, que supuso el final de la Guerra de los Treinta Años.

Con un estilo claro y conciso, y un gran dominio del lenguaje, Saavedra Fajardo supo exponer en sus obras, de modo realista y convincente, los defectos de la política española, propugnando cambios que él intuía imprescindibles, como la reorganización económica de España o la necesidad de abandonar la idea imperial que nuestro país intentaba exportar a Europa, defendiendo siempre como modelo la obra de Fernando el Católico.

Fue precisamente su amplia experiencia, adquirida en las más importantes cortes europeas, las que plasmaría en su Idea de un príncipe político cristiano representada en cien empresas políticas, titulado abreviadamente Las empresas políticas. En él, a través de cien empresas, expone sus ideas sobre cómo debería ser un gobernante cristiano, contradiciendo las teorías que había expuesto Maquiavelo en su famosa obra El príncipe, con la que había conmocionado a Europa.

El libro intenta ser una guía de los gobernantes desde su nacimiento hasta la vejez y muerte, pasando por la conducta personal y las relaciones con sus súbditos. Con esta obra construyó toda una teoría política en la que desgrana erudición y experiencia en el derecho y la diplomacia.

Su otra obra cumbre, aunque de tema bien diferente, fue La República literaria, una composición crítico-literaria en la que expone de modo certero y con ironía sus juicios sobre los escritores y artistas, tanto los de su tiempo, como los anteriores a él. La obra se desarrolla en una ciudad fantástica, dedicada enteramente a las artes y las letras, y habitada por los personajes más famosos de esos campos en todos los tiempos y países, lo que le sirve para intercalar las más agudas y personales críticas literarias.

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S. XIV al XVI