Parlamentarios por Murcia: Dos siglos al servicio de una Región

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          13. DIPUTADO Y HÉROE POPULAR. Páginas [1] [2] [3]

Diputado y héroe popular (1)



Durante toda su vida,
Antonete Gálvez
protagonizó episodios
armados en pro de la
república que le
valieron el exilio en
numerosas ocasiones.

Antonio Gálvez Arce “Antonete”

Torreagüera (Murcia) 1819-1898
Diputado por Murcia en las elecciones de mayo de 1873.

Cuando Antonete Gálvez murió en Torreagüera, la misma localidad donde había nacido 79 años antes, protagonizó, aun después de muerto, su última sublevación contra el orden establecido: una gran manifestación popular exigió a los representantes de la Iglesia que le diesen sepultura cristiana, algo que se le había negado por sus ideas librepensadoras y su adscripción masónica.

Se trataba del postrer suceso de un hombre que había hecho del inconformismo y de su oposición a costumbres seculares que consideraba injustas, su particular bandera durante toda su vida.

La figura de Antonete ha sido idealizada en exceso, ocultándose sus debilides y limitaciones. Pese a ello, encarna mejor que ninguna otra en la historia de nuestra región, el prototipo de héroe popular y carismático, protagonista de unos sucesos que le convirtieron casi en legendario.

Labrador e hijo de labradores, Antonete mantuvo su ideología progresista hasta las últimas consecuencias, propiciando durante toda su vida, con su carisma, alzamientos armados contra la política que él tildaba de reaccionaria y que sin duda lo era.

Contando sólo con 23 años, se enfrentó con un grupo de milicianos al general Ros de Olano, venciéndolo en el mismísimo barrio del Carmen, para intentar hacer frente a los conservadores que intentaban recortar las libertades que ya gozaba España.

La llegada del Partido Moderado supuso el primero de los exilios a los que Gálvez habría de enfrentarse a lo largo de su vida por la defensa de sus ideales.

Su figura sería clave en la implantación del bienio progresista en Murcia, en 1854, pero, como sucedería a lo largo de toda su vida, Gálvez se negó a aceptar cargo alguno.

A la llegada del Sexenio revolucionario, en 1868, Gálvez ve llegado el momento de poner en marcha sus ideas republicanas y federales, y a duras penas sus compañeros más moderados pueden contener sus ansias revolucionarias. En septiembre entra en Murcia con una nutrida hueste de escopeteros de Torreagüera y Beniaján y consigue el triunfo de la Revolución. Sus ideas republicanas le impulsarán en este período a intentar propiciar diversos levantamientos en pro de la República, lo que trae consigo nuevos exilios en la ciudad argelina de Orán.



Al mando de una hueste de escopeteros de Torreagüera y Beniaján, Gálvez consiguió tomar el ayuntamiento de Murcia. La Ilustración Española.

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