Parlamentarios por Murcia: Dos siglos al servicio de una Región

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El Banco Azul

Nacidos en la región (5)

Juan de la Cierva y Peñafiel

Murcia 1864-Madrid 1938
Diputado por Murcia (distrito de Mula) entre abril de 1896 y febrero de 1898 y en las once legislaturas celebradas entre 1901 y 1923.
Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes 6-12-1904 a 12-1-1905.
Ministro de Gobernación 25-1-1907 a 21-10-1909.
Ministro de Guerra 3-11-1917 a 22-3-1918 y 14-8-1921 a 8-3-1922.
Ministro de Hacienda 15-4-1919 a 20-7-1919.
Ministro de Fomento de 13-3-1921 a 14-8-1921 y 18-2-1931 a 14-4-1931.

Juan de la Cierva es sin duda la figura política murciana de mayor trascendencia en la historia del parlamentarismo español. Durante un tercio de siglo dirigió la política conservadora murciana. El Partido Conservador seguía sus consignas y era él personalmente quien elaboraba listas con los candidatos que debían figurar según su criterio. Hasta tal punto era fuerte su implantación que incluso cuando el conservadurismo no debía ganar, merced al turno de partidos introducido por Cánovas, obtenía muy buenos resultados. Su hermano Isidoro, su hijo Juan de la Cierva y Codorníu -el celebrado inventor del autogiro-, y otros familiares, amigos y hasta empleados fueron arrastrados por él a la arena política, saliendo diputados en diversas ocasiones.

Fue Mula el feudo que le respaldó con su voto en las 13 legislaturas en que salió elegido diputado, a menudo sin establecerse siquiera lucha política, pues allí no solía tener adversario, consagrándose como la figura caciquil por excelencia de la política murciana. En cuanto a la política nacional, ningún otro murciano, formado en la provincia e integrado plenamente en la vida de la misma, ha desempeñado tantos y tan variados e importantes cargos, entre ellos cinco carteras ministeriales distintas y el Gobierno Civil de Madrid.

Orador brillante y culto, temido en el Parlamento por sus discursos acerados e inmisericordes con sus enemigos, la figura de Juan de la Cierva presenta luces y sombras en su dilatada vida dedicada a la gestión pública.

Tras estudiar Derecho en la Universidad Central de Madrid y en el Colegio Español de San Clemente de Bolonia (Italia), se estableció como profesional en Murcia, convirtiéndose pronto en uno de los abogados de más prestigio de la región, como más tarde, al establecer su bufete en Madrid, lo sería de toda España.

Militante del Partido Conservador durante toda su vida, en 1894 fue elegido concejal y, un año más tarde, alcalde de Murcia. En esta época auspicia la construcción del manicomio provincial, crea la farmacia municipal y la casa de socorro.

Un año después comienza su papel en la política nacional, saliendo elegido diputado a Cortes por el distrito de Mula. En 1902 es nombrado director general de los Registros y del Notariado, y un año más tarde gobernador civil de Madrid.

En 1905 desempeñó su primer ministerio, el de Instrucción Pública, que había ostentado poco antes otro murciano: García Alix. Dos años más tarde, bajo la presidencia de Maura, ostenta la cartera de Gobernación.

A finales de la década de los 10, a bordo de un avión bautizado con su nombre, probablemente diseñado por su hijo, Juan de la Cierva y Codorníu, inventor del autogiro y apasionado por la aeronáutica.

Son años de febril actividad: funda el Instituto Nacional de Previsión; reforma la normativa policial; reglamenta el descanso dominical; impone la jornada de nueve horas; se interesa por las condiciones laborales de mujeres y niños...

Pero su actuación en las elecciones de 1907, una de las más manipuladas de la historia parlamentaria española, y la durísima represión que ejerció dos años después con ocasión de la Semana Trágica de Barcelona, que culminó con el fusilamiento de Francisco Ferrer Guardia, suscitaron tales protestas dentro y fuera de España que provocaron la dimisión del gobierno Maura y el alejamiento transitorio de Cierva de la política.

En 1917 reaparece en el panorama político nacional como ministro de la Guerra impulsado por la popularidad de que gozaba entre los militares. Una cartera que volvería a desempeñar nuevamente -previo paso por las de Hacienda y Fomento- antes de la dictadura de Primo de Rivera.

A la llegada de la República era ministro de Fomento. Él sería el más firme partidario de que Alfonso XIII resistiese por todos los medios los adversos resultados electorales del 14 de abril de 1931 antes de renunciar al trono. Pero el monarca, con buen sentido político y patriotismo admirable, prefirió abandonar el país.

También él se vio obligado a exiliarse en Francia, donde permaneció dos años. La Guerra Civil de 1936 le sorprendió en Madrid, donde hubo de refugiarse en la legación de Noruega. En ese edificio residiría hasta su muerte, acaecida dos años después de estallar el conflicto.

Cierva es uno de los políticos murcianos que, por su trascendencia y compleja personalidad bien se merecen un estudio en profundidad, todavía por hacer.

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