Murcia, tierra de escritores

          « Anterior | Siguiente »         
          3. LOS ESCRITORES EN LA HISTORIA. Páginas [1] [2] [3] [4] [5]

Los escritores
en la Historia
(3)

Cascales permaneció en la región toda su vida, aunque se relacionó y mucho con los escritores de su tiempo, especialmente con Lope de Vega; Polo de Medina hizo otro tanto, aunque más joven, sus relaciones fueron con escritores de generaciones posteriores, como su amigo Juan Pérez de Montalbán. Otros escritores murcianos desarrollaron su actividad fuera de la región, como fue el caso de Saavedra Fajardo, quien nunca volvió a Murcia desde su infancia, pero siempre la consideró su patria indiscutible. Sus destinos europeos, lo hicieron ciudadano del mundo y sus ausencias de España fueron lo habitual en su vida hasta su retiro en Madrid, donde murió mediado el siglo. Más peregrino aún, fue el destino de otro interesante escritor murciano del XVII,    Ambrosio de Salazar, profesor de español de la corte de Luis XIII, y secretario e intérprete del mismísimo monarca, además de autor de una buena colección de libros españoles para que los franceses aprendieran nuestra lengua. Cartagena en estos años, también es cuna de importantes escritores, los hermanos Dávila, y lugar de residencia de algunos otros, entre ellos Francisco Cascales.

Tierra de escritores es Murcia también el siglo XVIII, aunque bien decadente, por lo menos hasta la aparición de los primeros periódicos que ven animarse una literatura que experimentará notable desarrollo pero ya en la segunda mitad del siglo XIX. Aún así, escritores murcianos de gran categoría desarrollan sus actividades en Madrid, como Diego Clemencín, el primer gran comentarista del Quijote, como los escritores románticos Martínez Monroy, José Selgas o Antonio Arnao. En Murcia, se desarrolla, con Pedro Díaz Cassou y José Martínez Tornel, la recopilación de la literatura popular, con la que se abrirá ya el siglo XX, de la mano de Vicente Medina y de José Frutos Baeza, escritores distintos con finalidades diferentes.

El siglo XX se abrió, para los medios literarios locales, cerrando etapas. La muerte, en los primeros años de la centuria de figuras que mucho representaron en la literatura decimonónica constituye el final, definitivo, de una manera de escribir, y, al mismo tiempo, la puerta abierta hacia constantes síntomas de renovación. Leopoldo Augusto Cueto, el Marqués de Valmar, el editor de las Cantigas de Alfonso X el Sabio, moría en 1901; el maestro de la investigación y la erudición popular, recopilador de costumbres y tradiciones, Pedro Díaz-Cassou, moría en 1905; el último poeta del romanticismo español, cantor del dolor y de la pena, Federico Balart, también moría en 1905; y en 1908, nuestro primer poeta moderno, Ricardo Gil; Andrés Baquero, José Martínez Tornel y José Frutos Baeza, morirían en la década siguiente, aunque ya habían dejado de publicar con anterioridad. La última obra de Frutos Baeza, Cajines y Albures, se había publicado en 1905, cerrando toda una etapa.

Cuatro momentos estelares hay que destacar en la literatura murciana del siglo XX, que representan bien los afanes de renovación que la han caracterizado, y, a través de estos cuatro espacios, evaluar un siglo fructífero con toda clase de pronunciamientos positivos:

  1. Inicios de la literatura del siglo XX: del naturalismo prenoventayochista de Vicente Medina al premodernismo de Ricardo Gil.
  2. De la vanguardia a la guerra civil: Eliodoro Puche y la renovación posvanguardista en Murcia, a través de las revistas murcianas relacionadas con la generación del 27.
  3. Los escritores murcianos de la posguerra a la transición.
  4. La literatura de la modernidad.

« Anterior | Siguiente »