Cisterna
romana. En la Cartagena
romana, por su escasez de agua,
fueron fundamentales las cisternas,
cuyo uso estuvo muy extendido. Bajo
los patios de los hogares solía
haber una, que recogía y
almacenaba el agua de la lluvia.
Las más monumentales de entre
las cisternas romanas fueron las
rectangulares compartimentadas,
que podían ser de dos o de
tres naves, con bóveda de
cañón. En Cartagena
existen referencias de una de estas
cisternas en los alrededores del
anfiteatro que aprovecharía
las aguas que cayesen en la zona
y desaguaría cuando estuviese
al borde de su capacidad. Un autor
del siglo XVIII la describe así:
“Tres estancias de piedra
muy fuertes; la de en medio más
capaz y ancha que las otras dos
de los lados; las bóvedas
son también de piedra suelta,
fabricadas con las reglas de la
buena arquitectura”.
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