Parlamentarios por Murcia: Dos siglos al servicio de una Región

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El Banco Azul

Señor Presidente
(Parlamentarios elegidos por Murcia que llegaron a presidentes de Gobierno) (1)

No pocos de los diputados más relevantes del siglo XIX fueron parlamentarios por Murcia. Un total de ocho presidentes de gobierno españoles han sido elegidos por distintos distritos electorales de la región.

Desde Mendizábal, impulsor de la célebre desamortización conocida por su nombre, hasta Espartero, el político más popular de su época, que llegó a ser candidato al trono español durante el Sexenio Revolucionario. Desde el republicano Salmerón al monárquico Conde de Romanones. También Emilio Castelar, considerado tradicionalmen-te el prototipo de orador parlamentario, vió llegar aquí su canto de cisne parlamentario, muriendo en San Pedro del Pinatar antes de poder hacerse con la credencial parlamentaria que lo distinguía como diputado por Murcia en 1899.

Curiosamente, ninguno de ellos era murciano, en demostración palpable de hasta dónde llegaba el fenómeno conocido por cunerismo en la región y, en definitiva, del escaso peso de ésta en la política nacional.

La excepción más importante fue sin duda la del malagueño Antonio Canovas del Castillo, principal arquitecto del juego parlamentario más duradero de la historia de España, y sin duda el personaje más crucial de la segunda mitad del siglo XIX, que fue elegido diputado por el distrito murciano de Cieza en 13 legislaturas desde 1864 hasta su muerte, en 1897, sin que, por ello, dejara especial huella en esa localidad y comarca.

Mendizábal (Juan Álvarez Mendizábal)

Diputado por Murcia entre 8-9-1839 a 18-11-1839.
Ministro de Hacienda de 13-6-1835 a 15-5-1836 y de 15-5-1843 a 30-7-1843.
Ministro de Marina de 14-9-1835 a 2-5-1836.
Ministro de Estado de 4-10-1835 a 27-4-1836.
Presidente del Consejo de Ministros de 25-9-1835 a 15-5-1836.

Descendiente de una humilde familia de origen judío, Mendizábal se distinguió muy pronto por sus dotes para las finanzas.

Militó siempre en las filas liberales, ejerciendo una gran influencia entre la clase política de su tiempo. Apoyó a Riego en su pronunciamiento, pero se negó a aceptar cargo alguno en aquella administración.

Tras la vuelta del absolutismo, hubo de refugiarse en Londres, donde alcanzó tal fortuna que el emperador Pedro I acudió a él para que le ayudase a restablecer a su hija en el trono de Portugal, algo que consiguió reuniendo a un ejército de liberales que tomó Lisboa, por lo que sería nombrado primer ministro de aquel país.

Residiendo todavía en Londres, fue nombrado ministro de Hacienda por el conde de Toreno, con el encargo de poner orden en la desesperada situación financiera española. Cuatro meses más tarde fue nombrado presidente del gobierno.

El proyecto más ambicioso que llevó a cabo, y por el que sería conocido posteriormente, fue el de la supresión de las comunidades religiosas y la desamortización de sus bienes -la llamada Desamortización de Mendizábal-, con el doble fin de acabar con el déficit del Estado y poder hacer frente a la guerra carlista. Esto tuvo ugar mediante sendas leyes aprobadas en 1836 y 1837, que históricamente han hecho de Mendizábal la bestia negra de la derecha española.

En 1842 volvió a ser ministro de Hacienda, continuando con sus reformas.

Durante toda su vida militó en las filas de los movimientos de carácter más progresista.

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