Parlamentarios por Murcia: Dos siglos al servicio de una Región

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          5. EL BANCO AZUL. Parlamentarios por Murcia que fueron ministros. Señor Presidente. Pgs [1] [2] [3] [4] [5] [6]

El Banco Azul

Señor Presidente
(Parlamentarios elegidos por Murcia que llegaron a presidentes de Gobierno) (2)

Joaquín Baldomero Fernández Álvarez Espartero

Granátula (Ciudad Real) 1793-Logroño 1879
Diputado por Murcia de 13 noviembre 1854 a 1 diciembre 1854.
Ministro de Guerra en tres gabinetes: 29-7-1837 a 18-8-1837; 18-8-1837 a 30-8-1837 y 16-12-1837 a 17-1-1838.
Presidente del Congreso de 29-11-1854 a 5-12-1854.
Presidente del Consejo de Ministros en tres ocasiones: de 18-8-1837 a 18-10-1837; 16-9-1840 a 10-5-1841 y 19-7-1854 a 14-7-1856.

Duque de la Victoria, conde de Luchana, Marqués de Morella, príncipe de Vergara con tratamiento de Alteza Real por concesión de Amadeo de Saboya, regente real, e incluso candidato al trono de España, la lista de distinciones de Espartero sería inacabable.

Hijo de un humilde carretero, Baldomero Espartero -como sería pronto conocido- escaló las más altas cimas de la política nacional, convirtiéndose en una de las personalidades clave del siglo XIX.

Su nombre estuvo presente en todos los episodios liberales que se produjeron desde los años 30 en nuestro país y con la promulgación de las constituciones de signo más progresista, llegando a gozar de enorme predicamento entre las clases más desfavorecidas.

Siendo casi un niño, abandonó el seminario y se enroló en el ejército para combatir a las tropas napoleónicas, y en 1836 participó en el motín de La Granja, que impuso la derogada Constitución de Cádiz. Ya como general, sus victorias contra los carlistas posibilitaron el Convenio de Veergara, que puso fin a la contienda.

En 1840 fue elegido presidente del Ministerio-Regencia formado tras la abdicación de la regente María Cristina. Buen militar, pero político mediocre e influenciable, fue derrocado por sus propios compañeros políticos y huyó a Inglaterra en 1843, en donde se casó con una inglesa, regresando a finales de la década.

En 1854, durante el bienio progresista, la reina Isabel II, obligada por el pueblo, le confió el gobierno, pero dos años después sería sustituido. Su etapa como presidente de gobierno coincidió con su elección como diputado por Murcia, por lo que sólo ejerció como tal durante tres semanas. Tras su dimisión fue sustituido por el murciano Antonio Moya y Angeler.

En 1868, tras la “Revolución Gloriosa” que destronó a Isabel II, Prim, que había manifestado su intención de que ningún Borbón volviera a ceñirse la corona española, le pidió que aceptase ser rey con el apoyo de las Cortes progresistas. Pero Espartero, entonces retirado en Logroño, anciano y sin hojos, tuvo el buen sentido de declinar el ofrecimiento, por lo que Amadeo fue elegido nuevo rey español.

José Posada Herrera

Llanes (Oviedo) 1815-1885
Diputado por Murcia en cuatro legislaturas: 1863-1864; diciembre 1864-julio 1865; enero 1866-diciembre 1866 y febrero 1869-enero 1871
Ministro de Gobernación de 14-5-1858 a 17-1- 1863 y de 21-6-1865 a 10-7-1866.
Presidente del Congreso de 17-2-1876 a 5-1-1877; de 27-4-1877 a 11-7-1877; de 11-1-1878 a 28-1-1878; de 22-9-1881 a 10-7-1882 y de 5-12-1882 a 26-7-1883.
Presidente del Consejo de Ministros 13-10-1883 a 18-1-1884.

Con menos de 25 años fue profesor de Economía Política en la Universidad de Oviedo, comenzando al mismo tiempo una intensa actividad política que desplegó durante 45 años, hasta su muerte.

Sus primeros pasos en este terreno los dio en el Partido Progresista, siendo elegido en varias ocasiones por esta facción representando a su provincia natal. Sin embargo pronto se pasó a las filas moderadas y se convirtió en visceral enemigo de sus antiguos compañeros progresistas, hasta el punto de que la primera causa por la que fue conocido es por un encarnizado ataque que sostuvo en las Cortes contra Olózaga por haber mediado en la disolución de las cámaras.

Después de contribuir a la ascensión al poder de O’Donnell, su fama de orador brillante e irónico, que no renunciaba ni siquiera a la mentira para conseguir sus objetivos, lo convirtió en el encargado de responder a los ataques de la oposición liberal.

Su demostrada habilidad para falsear los resultados electorales y su falta de escrúpulos -suspensiones de ayuntamientos, procesamiento de concejales, falsificación de actas...- le han hecho pasar a la posteridad con el sobrenombre de Gran Elector. Uno de sus biógrafos, Alfredo Opisso, se refería de esta manera a sus procedimientos electoreros: (...) “pocos días antes del señalado para las elecciones se encerraba en su despacho del Ministerio, se apoderaba del telégrafo y hacía el milagro de convertir a la mayoría de los electores de España en partidarios del Gobierno” (...).

Sus legislaturas por la circunscripción de Murcia coincidieron con su etapa como ministro de Gobernación. Con el apoyo del Partido Moderado, fue nombrado presidente del Congreso en 1876, permaneciendo en ese cargo hasta 1883.

Su vieja aspiración de ser presidente del Consejo de Ministros la consiguió en la última parte de su vida, en octubre de 1883, en un gabinete liberal que logró presidir tras pasarse al partido de Sagasta.

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