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Cap.nº10: Sacando agua de las piedras
El aprovechamiento de las aguas subterráneas



Esquema de las unidades hidrogeológicas en la cuenca del Segura, con mención de la región de Murcia.
Fuente: José Alemán y Melchor Senent.


En 1880 Díaz Cassou calculaba que existía un centenar de pozos abiertos para regar. A comienzos de los años 50 del siglo XX se calcula la existencia de 670 pozos en la región, diez años más tarde se alcanzan los 1800, y en 1980 los 5300.
Actualmente las aguas subterráneas contribuyen en un alto porcentaje a la economía de la región, posibilitando el regadío de una superficie superior a las 100.000 Hectáreas y ayudando, no poco, a que la región sea hoy una potencia agrícola.

Los modernos pozos
Hace tan solo unos años, el hecho de tener que profundizar más allá de 200 o 300 metros era motivo suficiente para abandonar un sondeo. Hoy, las modernas máquinas excavadoras permiten buscar agua a profundidades superiores a un kilómetro.
Es necesario hacerse una composición de lugar: piénsese en un edificio tan emblemático como la torre de la catedral. Pues bien, habría que ponerla diez veces una sobre otra. Esa es la profundidad que puede llegar a tener un agujero de medio metro de ancho perforado por una gigantesca broca en busca de agua.

Cuando se llega al acuífero, el agua comienza a surgir con fuerza. Primero lo hace mezclada con fango, después el marrón tierra da paso a un color cada vez más claro. El agua brota de las entrañas de la tierra.
El mecanismo para conseguir llegar a un acuífero es simple: un sondeo, un pozo, una bomba capaz de subir el agua, y una balsa para almacenarla y conducirla, posteriormente, a los cultivos mediante canales u otras conducciones. Las máquinas de sondeos tienen un martillo en el extremo que va rotando y golpeando, avanzando decenas de metros al día –hasta 200 en ocasiones–. Una vez alcanzada el agua, el pozo se recubre por dentro con un material metálico. El proceso no es gratuito, pero resulta rentable para regadios modernos. Además, en épocas de especial sequía, puede salvar una cosecha.



Esquema de los sondeos practicados en los aledaños de los meandros del Río Segura co motivo de la sequía de 2005

La sobreexplotación
La sobreexplotación de un acuífero se alcanzaría cuando el volumen de agua que sacase de él el hombre, por cualquier tipo de procedimiento, fuese mayor que el que entrase, pues se produciría una merma paulatina de sus aguas55.
Los recursos renovables están constituidos por las aguas que penetran en el acuífero cada año hidrológico, pudiendo ser explotadas de manera artificial sin que esto vaya en detrimento de sus reservas. Sin embargo, hay que tener en cuenta que este agua se ha ido acumulando a lo largo de períodos muy dilatados de tiempo, por lo que a menudo el volumen de líquido que se incorpora cada año –recursos renovables– no es más que una mínima parte de las reservas totales.
Factores a tener en cuenta en la explotación de un acuífero es el descenso que puede producirse en sus niveles, así como el hecho de que, al extraerse parte de sus aguas, las restantes pueden sufrir alteraciones, aumentando a veces su contenido salino.

El rápido desarrollo agrícola de la región ha acarreado una mayor demanda de agua que ha impulsado, sobre todo a partir de los años 60, a recurrir a la importante reserva de acuíferos. La ausencia de planificación en las extracciones de aguas subterráneas ha originado una situación difícil de sostener. A partir de los 80 el recurso a los acuíferos se ha estabilizado. La Ley de Aguas de 1985, puso fin a la posibilidad de realizar cualquier tipo de sondeo tal y como dejaba la anterior ley, de 1879.

Los recursos estimados en la región para las aguas subterráneas se calculan en 260 Hm3, pero se extraen en torno a 500, dándose por tanto una sobreexplotación, con la correspondiente bajada en el nivel de las aguas y una peor calidad del aguaLos recursos estimados en la región para las aguas subterráneas se calculan en 260 Hm3, pero se extraen en torno a 500, dándose por tanto una sobreexplotación, con la correspondiente bajada en el nivel de las aguas y una peor calidad del agua.
Siguendo a Melchor Senent y a Luis Solís, podemos afirmar que nuestros acuíferos constituyen un autentico seguro de vida hídrico. Un seguro que es preciso mantener en activo para poder afrontar con sus recursos situaciones hidrológicas extremas, como la que se ha atravesado en la región en el año 2005.

también para hacer aflorar las aguas subterráneas situadas en niveles próximos a la superficie. En 1475 se habla ya de un “maestro de sacar agua” en la ciudad de Lorca, especializado en hacer aflorar a la superficie el agua subterránea.

La importante actividad minera en la región propició, en el primer tercio del siglo XIX, la difusión de máquinas perforadoras cada vez más potentes, con lo que se comenzó a captar aguas subterráneas en lugares paulatinamente más profundos. Pero en esta época aún no se le da la importancia que tendrían más tarde.

En el segundo tercio del siglo XIX surgen las primeras sociedades particulares y entidades oficiales dedicadas a la perforación de pozos para destinar sus aguas al regadío: Yecla, Cartagena, Lorca y Murcia son las primeras poblaciones que se benefician de ellas.






 

 


Sección de un acuífero

Se trataba de un sistema de enorme trascendencia, ya que permitía llevar el regadío a zonas imposibles hasta entonces, independientemente de que tuviesen o no el río, las acequias u otros canales superficiales cerca.La dictadura que, en este sentido, habían representado el Segura y sus afluentes para convertir en regables ciertas zonas, empezaba a desaparecer. En 1916 se calcula que una quinta parte de las tierras murcianas de regadío se nutrían de aguas subterráneas.

A comienzos del siglo XX los sistemas tradicionales van siendo sustituidos, cada vez en mayor medida, por motores eléctricos, lo que permite acceder a aguas no surgentes y buscar el líquido elemento a mayores profundidades. La progresiva bajada de niveles obligó a utilizar aparatos cada vez más avanzados –grupos motobomba– para aprovechar las aguas subterráneas. Su creciente utilización ha provocado que haya que profundizar cada vez más para conseguir captar estos recursos.

La demanda de productos agrícolas va incrementándose paulatinamente a partir de los años 50. Esto provoca en nuestra región una notable expansión de los regadíos abastecidos con aguas subterráneas. Los secanos del campo de Cartagena, Lorca, Mazarrón o Águilas experimentan un desarrollo espectacular a partir de estas fechas gracias al empleo de estas aguas.

La aparición de la electrobomba sumergible, que permite trabajar a gran profundidad, sumergida, sin apenas mantenimiento, y con grandes rendimientos, traspasa los límites conocidos hasta entonces, y propicia un desarrollo espectacular de los pozos. Es el inicio de una situación de sobreexplotación de nuestros acuíferos.



El mundo de las aguas subterráneas ha sido un perfecto desconocido hasta fechas relativamente recientes. A menudo, la experiencia y la intuición, eran la únicas armas con que contaban los encargados de buscar alguno de los filones acuáticos que circulan bajo la superficie. Sin embargo, los progresos científicos han logrado que se supere esa circunstancia.

La hidrogeología es la parte de la geología que se dedica al estudio de los procesos de circulación del agua en el suelo y en las rocas, y las distintas formas de realizar prospecciones de aguas subterráneas. También se encarga de establecer las mejores fórmulas para su captación y la mejor manera de evitar el deterioro de las aguas de los acuíferos.
La creciente necesidad de agua de buena calidad en las sociedades modernas ha convertido esta moderna ciencia en una herramienta fundamental para las sociedades, especialmente para las regiones como Murcia, de fuerte déficit hídrico.

El Plan Hidrológico de la Cuenca del Segura contempla en ésta 234 acuíferos. Estos embalses subterráneos pueden agruparse en grandes dominios hidrogeológicos58.
En la cuenca del Segura pueden distinguirse hasta nueve grandes dominios hidrogeológicos, aunque tres de ellos apenas tienen representación en la región, y las aguas subterráneas captadas desde ellos para Murcia son casi inexistentes.

1- Dominio hidrogeológico del Alto Segura
La calidad de sus aguas es excelente. La salinidad de sus aguas es de moderada a alta.
2- Dominio hidrogeológico Prebético de Murcia
Está situado al norte de la cuenca. Entre los acuíferos más importantes destacan el sinclinal de Calasparra y Jumilla-Villena. Casi todos estos acuíferos se encuentran sobreexplotados.

3- Dominio hidrogeológico Subbético de Murcia

Se encuentra en el centro y oeste de la cuenca. En él se incluyen más de 60 acuíferos, entre ellos el de Bullas, Sierra Espuña y Pericay-Luchena. Sus aguas son de buena calidad.

4- Dominio hidrogeológico Bético de Murcia
Se sitúa al sur de la cuenca. Cuenta con 35 acuíferos, entre ellos Carrascoy, Cresta del Gallo, Yéchar y Águilas Calarreona. Son acuíferos de pequeño tamaño y muy sobreexplotados.

5- Dominio hidrogeológico Segura-Guadalentín
Se sitúa en los cursos bajos del Segura y del Guadalentín. En las vegas del Segura la relación entre las entradas y salidas de agua están compensadas, pero en la del Guadalentín existe una considerable sobreexplotación que ha hecho descender los niveles piezométricos.

6- Dominio hidrogeológico del campo de Cartagena
La llegada de las aguas del trasvase ha incidido positivamente en este acuífero que, tras una situación de sobreexplotación, ha recuperado antiguos niveles a causa de un descenso del volumen de agua extraída y de la infiltración de las aguas de riego.