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Cap.nº5: Recorrido por un río vital

De Staber griego al Segura cristiano


Murcia y buena parte de los municipios regionales no existirían sin el río Segura y sus afluentes. O existirían de otra manera. El río ha sido una verdadera columna vertebral de la región. La vida de los murcianos ha estado marcada por una relación de amor-temor hacia el río.

Esto se ha traducido en un constante esfuerzo por aprovechar sus aguas vivificantes –unas veces deja tierras– y por protegerse, al mismo tiempo, de la constante amenaza –otras veces se las come– de unas riadas que han provocado numerosas tragedias desde tiempos inmemoriales, como escribía Vicente Medina.

La progresiva conquista de su cauce a base primero de azudes, acequias, boqueras, ramblas, el empleo de ingenios para elevar agua –norias, aceñas...–, el empleo de pantanos para regularlo, la rectificación de su discurrir suprimiendo meandros, el trasvase... son acciones con las que el hombre ha ido domeñando su furia y poniéndolo a disposición de unas tierras sedientas que han aprovechado de él hasta la última gota. El escritor Hans Christian Andersen, viajero por Murcia, regalo del Segura
En cierto modo, como decía Herodoto de Egipto, Murcia es un don del Segura. No se puede explicar la historia de la región sin la presencia permanente de este río y de las posibilidades que ofrece para las tierras adyacentes. Son muchos los autores árabes que compararon la acción vivificadora que ejercía nuestro río con la del gigante africano en Egipto –‘Murcia se encuentra a orillas de un gran río que riega todo su territorio como el Nilo de Egipto’.
Así la describía un texto árabe del siglo XII:
‘Murcia es la hermana de Sevilla. La primera es la huerta del Levante andalusí, la otra es el vergel del Al Andalus occidental [...] pero Murcia saca ventaja a su rival en el aprovechamiento –para riego– de las aguas de su río, pues, a diferencia de lo que sucede en Sevilla, el río de Murcia cabalga sobre su tierra’

Llamado Staber por los griegos, Thader por los romanos, Taderus por los hispanos, nahr Mursiya –río de Murcia–, Alana o nahr Al-Abyad –río blanco– por los árabes, fue la fertilidad



El río ha estado imbricado en la ciudad de Murcia y la ciudad en el río desde siempre. Un momento del paseo dominical por el parque Ruiz Hidalgo, en los aledaños del río Segura.


El Puente Nuevo de Murcia se construyó en 1901.

 

El río describe numerosos meandros, circundando las tierras en interminables revueltas a su paso en los kilómetros previos a la ciudad de Murcia y en los posteriores. En Murcia se llaman Rincones a estos parajes semiestrangulados por el río que, durante siglos, han vivido de la agricultura gracias a la proximidad del cauce fluvial. Algunos meandros han sido suprimidos y el cauce del río enderazado para quitar peligrosidad a las avenidas, pero aun quedan muchos. Rincón de Beniscornia.


que proporcionaron sus aguas a las tierras adyacentes, lo que impulsó a los conquistadores árabes a cambiar sus lanzas por arados, estableciéndose en torno a sus vegas.

La existencia de un río capaz de transformar en oasis cuanto tocara –la huerta de sus vegas conforma un verde espléndido entre parajes desérticos– impulsó a una ordenación del territorio orientada a sacar el máximo rendimiento de sus aguas
Pero es Murcia, sin duda, la ciudad de toda la cuenca que mantiene una relación más íntima –aunque no exenta de conflictos– con su río18..


 

En el siglo XV, un escritor árabe anónimo describía así la relación entre Murcia y su río: ‘Está a la orilla de un río que es una bendición, que rodea sus murallas como la pulsera rodea la muñeca’.

Según el profesor Francisco Calvo, el emplazamiento de la ciudad de Murcia sobre un meandro del Segura, confiere dos principales características a esta relación: la convierte en un territorio fácilmente inundable, y estrangula el territorio urbanizable.


De ahí que no resulte extraño ver a las poblaciones de estas vegas encaramadas a zonas altas –también como estrategia de defensa ante la perenne amenaza de las avenidas– donde no llegaban las aguas del río, para poder así aprovechar el valle en su totalidad.



Puentes sobre la ciudad de Murcia.

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