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Cap.nº4: El agua de lluvia


Una bendición del cielo aprovechada por los hombres.


en la rambla.
Entre las ramblas más importantes, por el volumen de agua que a veces llevan, podemos citar las de El Moro, El Garruchal en las inmediaciones de la cresta del Gallo; la de Perea en la cuenca de Mula o la de Nogalte, en Puerto Lumbreras12. Por sus grandes dimensiones es de destacar la rambla de Tiata, en Lorca, que con 40 metros de ancho y tres de profundidad era capaz de absorber un caudal de 250 metros cúbicos por segundo13. La anegación de parte de esta rambla y de la de Nogalte, en Puerto Lumbreras, fue causante del mayor desastre del siglo XX en materia de inundaciones en nuestra región, produciendo un centenar de muertos en Lorca y Puerto Lumbreras.
El sistema de riego con boqueras es especialmente importante en zonas como el campo de Cartagena, Águilas o Lorca, en los que prácticamente no ha habido posibilidad de utilizar otras aguas.
A finales del siglo XIX, en su importante estudio ‘Proyecto de Obras de defensa contra las avenidas’, los ingenieros Ramón García y Luis Gaztelu, defendían fervorosamente el riego de aguas turbias en Murcia como algo muy “lucrativo” y beneficioso para el terreno, pues con un riego abundante “perecen todas las malas semillas, desaparecen de la superficie la sales dañosas” y se abona la tierra:

La riqueza misma de estos limos, capaz de producir como en Lorca dos o tres magníficas cosechas, cada vez que se consigue repartir sobre el terreno una capa de aguas turbias, aconseja extender a la mayor área posible estos beneficios que a la vez, y aunque en pequeña escala, contribuyen a impedir la reunión de las aguas en los cauces.
Por otra parte, la feracidad natural del valle de Lorca a Murcia y de los campos de Murcia, Fuente Álamo y Cartagena, sus formas regulares, la gran extensión a que es posible llevar casi sin preparación ni gasto alguno en el terreno, esta gran mejora agrícola...








Emplazamiento de los aljibes existentes en la comarca de Jumilla. Fuente: Cayetano Herrero González y Roque Martínez Abellán. Plano: Consejería de Industria y Medio Ambiente. Dirección General de Ordenación del Territorio y Costas.

Cultivo en terrazas
- Las laderas aprovechan el agua de lluvia disponiendo sus cultivos en terrazas.
- Los sangradores permiten pasar al siguiente escalón una vez se ha mojado suficientemente el anterior.

Agua gratuita –sin gasto alguno–, mejora agrícola –proporcionaban un riego a veces salvador de una cosecha en una región deficitaria de agua en épocas clave–, y el hecho de que evitaran en cierta medida los daños que las aguas concentradas podían producir al impedir la acumulación de agua en los cauces. Los beneficios eran, pues, múltiples y variados, pero el sistema fue paulatinamente abandonado desde mediados del siglo XX, y hoy los regadíos de turbias forman ya parte del pasado en nuestra región.

Un sistema del que actualmente, sólo queda la impronta de un paisaje que se resiste a perder una fisonomía, proporcionada desde siglos atrás, por unos agricultores que no podían optar a otro sistema de riego que el que les confería las lluvias ocasionales.
Un clima escasamente propicio a la lluvia
Murcia esta situada en el centro del Sureste español. Precisamente la región más árida de la península y probablemente del continente.

Con precipitaciones escasas y una media de 3000 horas de sol anuales, no es de extrañar que haya quien diga que en Murcia “llueve hacia arriba”. La evapotranspiración es tan elevada en toda la región que, en el mejor de los casos, entre ocho y diez meses al año presenta un déficit hídrico.

Las Cordilleras Béticas constituyen un obstáculo insalvable para las masas de aire húmedo procedentes del Atlántico al tiempo que, por otro lado, masas de aire sahariano penetran con fluidez,calentando la atmósfera. Estas y otras circunstancias hacen de la región una zona semiárida, en la que las elevadas temperaturas, escasez de lluvias, dilatados períodos de sequía, precipitaciones intensas que erosionan los suelos y una intensa evapotranspiración son rasgos definitorios.

 

 

La lluvia que se bebe: cisternas, aljibes y albercas.
Pero si importante era el uso del agua de lluvia para riego, no lo era menos para el consumo humano. Las aguas de lluvia han sido consideradas desde antiguo excelentes para el consumo humano15, intentando ser aprovechadas desde fechas muy tempranas. Los sistemas de boqueras permitían reconducir el agua de lluvia hasta grandes aljibes. Así se garantizaba de alguna forma el abastecimiento, por lo que todas las poblaciones contaron con ellos. Estos almacenes de agua, diseminados por poblaciones y viviendas, estaban instalados también en las zonas estratégicas de paso de labradores, con el fin de que cualquier trayecto que hubiese que hacer en más de una jornada contase con su correspondiente puesto de avituallamiento del líquido elemento.

Aljibe
La palabra Aljibe procede del árabe al-yibab –pozo–. La presencia de aljibes en las casas rurales de la región está muy extendida, pues su escasez obligaba a recuperar cuanta agua de lluvia se pudiera, almacenándola para ser consumida posteriormente.
Los aljibes debieron existir ya en época argárica, aunque es a partir de los romanos cuando se extiende



Aljibe
- Distintas canalizaciones se encargan de conducir el agua de lluvia hasta el aljibe.
- Antes de llegar al aljibe las aguas pasan al recibidor –decantador–, donde quedan depositadas sus impurezas.
- Una vez que las impurezas sólidas han sido depositadas en el fondo, el agua limpia llega al aljibe, donde queda lista para el consumo.

 

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