Una bendición del cielo aprovechada por los hombres.
Aljibe árabe
Los árabes, excelentes arquitectos del agua, expertos en las sombras y la frescura, son herederos directos de la tradición romana y bizantina. Son ellos los principales difusores en Occidente del modelo de grandes cisternas destinadas a la conservación de agua en Constantinopla, aunque las suyas son más reducidas.
A diferencia de lo que fue costumbre entre los romanos –que optaron por los grandes aljibes–, los árabes prefirieron su multiplicación, construyéndolos en numerosos lugares. Era corriente la existencia de aljibes en las casas hispanomusulmanas de cierta importancia. Solían estar junto a una alberca, en uno de cuyos lados se situaba el brocal.
También existían cisternas y estanques en plazas públicas, dependientes del municipio. Muchas de las calles y plazas que han llegado a nuestros días con el nombre del Pozo, Aljibe, etc., proceden de estos momentos.
A veces estas canalizaciones de agua desembocaban en sencillas albercas –birka–, descubiertas, que recogían el agua de los alrededores.
Los suelos de estos aljibes solían tener una ligera inclinación para facilitar su vaciado. Tanto los muros como el pavimento estaban revestidos de mortero –mezcla a base de arena y un aglomerante– para garantizar su impermeabilidad.
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Hasta el mismo castillo musulmán de Monteagudo debieron conducir sus moradores el agua. |
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Conducción del agua a través de un qanat. A través de canales y acueductos el qanat llevaba el agua hasta una población o una alquería. |
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Solían tener oquedades con el fin de recoger las aguas de lluvia y también para conseguir su ventilación. La finalidad no era otra que la de intentar que el agua se repartiese por todo el ámbito doméstico. Los árabes demostraron conocer perfectamente las leyes del agua y ser expertos en equilibrar las presiones ejercidas por el líquido y las derivadas de la tierra en la que se había hecho la excavación para captar y conducir el agua.
Es corriente la construcción de aljibes en todos los castillos y fortalezas. Se trata de un elemento vital, pues era la forma de garantizar el suministro de agua en caso de asedio. Resulta curioso comprobar que, pese a lo elemental y rudimentario de su fabricación, de ellos dependiese habitualmente la existencia de inexpugnables castillos, que resistieron a largos asedios y perduraron durante siglos gracias a estos almacenes de agua.
El sistema para las fortalezas era una copia del que seguían en las casas: unos canalillos iban haciendo converger las aguas desde las terrazas hasta desembocar en el aljibe.
Qanat y lumbreras
La palabra qanat, de origen árabe, designa una galería subterránea destinada a recoger las aguas de lluvia con destino al riego o para el consumo de la población. Tras su captación, se le hacía llegar a la superficie por medio de acueductos, siendo depositadas finalmente en albercas. También se le conoce como foggara.
Al tener una extensión considerable a veces, precisaba de respiraderos –lumbreras– en su trayecto, por los que entraba la luz, permitiendo, al mismo tiempo, el paso periódico de los agricultores para efectuar labores de mantenimiento, como limpieza y monda del canal.
Realmente se trata de una técnica minera que, mediante galerías, recogía el agua subterránea que se filtraba a través de las arenas bajo los lechos de los ríos o en las ramblas, circulando a escasa profundidad.
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Esta circunstancia propició que se les denominara también minas. En Murcia existieron numerosas galerías subterráneas con este tipo de pozos. Por ellos circulaban canales que alimentaban desde alquerías o ciudades hasta cisternas diseminadas por los campos. En la región son muy abundantes: la Zarzadilla en Totana, la fuente de Benito en Abarán, etc.
En Puerto Lumbreras, existió un qanat que llevaba agua hasta la población. Su importancia fue tal que sirvió para dar nombre a la localidad Hasta el siglo XVIII se había conocido como Nogalte o Puerto de Nogalte, por estar asentada en la rambla de dicho nombre, pero a partir de ese siglo, la consolidación de esta obra para el alumbramiento de aguas desde la rambla a la población pasó a llamarse El Puerto de las lumbreras o Puerto Lumbreras.
Al ser de carácter subterráneo, el qanat precisaba de galerías suficientemente amplias para que pudiese a rambla a la población pasó a llamarse El Puerto de las lumbreras o Puerto Lumbreras.
Al ser de carácter subterráneo, el qanat precisaba de galerías suficientemente amplias para que pudiese penetrar un hombre para su mantenimiento y limpieza.
Este tipo de canales se observa en ciertas acequias murcianas.
Aún hoy se puede observar en ciertos parajes de la región albercas antiguas que probablemente recibieron el agua de este tipo de conducciones hechas por el hombre y que ahora permanecen inutilizadas y sepultadas por la tierra. |
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En el interior de las murallas más altas del castillo de Monteagudo existía una cisterna. En el recinto amurallado de abajo existían otros dos aljibes, realizados con el mismo hormigón utilizado para construir las murallas y con una capacidad cada una en torno a los 150 metros cúbicos. |
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