Orígenes de la lucha por el dominio del agua en Murcia (pag.3)
Los musulmanes recogieron la tradición hidráulica romana y realizaron acueductos, qanats, cisternas, albercas y acequias que llevaban la impronta de aquella civilización.
A imitación de Roma los árabes situaron sus grandes cisternas en las afueras de las ciudades, conduciendo el agua, como habían hecho los romanos ocho siglos antes, por acueductos y canalizaciones a casas particulares, baños y jardines. Pero fueron un paso más allá: conferirían a las huertas de las vegas del Segura la fisonomía con la que serían conocidas durante siglos.
En su época es cuando nace esa peculiar y profunda relación entre los núcleos de población y sus huertas. Fueron los árabes quienes construyeron un gran azud sobre el Segura, estableciendo toda una red de acequias y sistema de elevación de aguas, para llevar el riego a unos terrenos que nunca hasta entonces habían gozado del líquido elemento de manera permanente.
Tras la reconquista cristiana, a mediados del siglo XIII, Alfonso X procedió a una repoblación de la huerta y las ciudades, iniciando una serie de repartimientos de tierras, a imitación de lo que se había realizado en otras poblaciones conquistadas a los árabes en la Edad Media.
En Murcia se efectuó hasta un total de cinco repartos de territorios –heredamientos– para colonos y repobladores.
Con ellos alcanzaría la huerta la peculiar fisonomía con la que sería conocida durante mucho tiempo.